exploraciones cercanas a las médulas y el mirador de orellán

La estancia fue muy agradable, la dueña es súper atenta y amable, además, en menos de un 5-minute walk puedes llegar al Mirador de Orellán y disfrutar de una vista espectacular de la zona, lo que permite relajarse y disfrutar de la naturaleza tras una larga caminata. también aproveché la cercanía a las Médulas, un lugar increíble para explorar a pie y desconectar del estrés, todo con la comodidad de un hotelito rural acogedor que me hizo sentir como en casa.

Una joya en el Bierzo

El ambiente acogedor y la atención de Isabel hicieron que nuestra estancia fuera inolvidable. La cena, un festín de sabores locales, fue todo un deleite.

Sin embargo, por las noches, el ruido de las máquinas en la habitación era un poco molesto y dificultaba el descanso.

Cenamos rabo de ternera, exquisito y bien servido.

Maravilloso! Comida casera exquisita, personal encantador, ubicación inmejorable cerca de Las Médulas.

Desde el momento en que llegué, la comida me hizo sentir como un rey. La cena fue como una obra de arte en un plato, con ingredientes frescos y sabores que te llevan directo al cielo culinario. La limpieza del lugar era tan impecable que parecía que los cuartos estaban esperando a ser retratados en una revista de diseño.

Poca variedad en el menú

Es un lugar encantador con habitaciones cómodas y limpias. Isabel, la anfitriona, es un encanto y hace que te sientas como en casa mientras disfrutas de la deliciosa comida local y las increíbles vistas.

Pero vaya ruido en las paredes! , parece que los vecinos no saben lo que es un susurro.

Pasé dos noches aquí y la comida fue excelente. Isabel hace que te sientas como en casa y su atención es insuperable. Las habitaciones están limpias y son acogedoras. La ubicación es perfecta para descubrir la zona. ¡El desayuno está lleno de sabores frescos! 😊

Ay, el queso toscano! Un manjar que te hace sentir en el cielo. Además, los desayunos y cenas son una delicia con productos frescos y sabrosos, todo a muy buen precio. Isabel, la dueña, te hace sentir como en casa y te da las mejores recomendaciones para explorar la zona. La habitación estaba siempre calentita y muy acogedora.

Aunque las habitaciones son sencillas y no tienen TV (lo que puede ser un poco raro), lo que importa es que la atención brilla como un sol. Si te toca un roncador a tu lado, puede que no duermas como un bebé, pero al menos la comida y el ambiente lo compensan.

Un lugar realmente encantador, con un ambiente acogedor y perfecto para desconectar. La habitación era espaciosa y muy limpia, ideal después de un día explorando las rutas de senderismo cercanas. El desayuno fue uno de los puntos más destacados, con productos frescos y un gran sabor, además de la amabilidad de la anfitriona, que te hace sentir como en casa desde el primer momento. Sin embargo, el colchón podría mejorar un poco y podría haber más opciones en el menú para la cena.

La atención de Isabel es excepcional, siempre preocupándose por los detalles. La comida casera es deliciosa, destacando especialmente el lomo con miel y hierbas. Sin embargo, las almohadas eran un poco duras y el desayuno ofrecía pocas opciones. preferiría algo más salado.

Comida deliciosa y atención excepcional

Pasamos dos noches y quedamos encantados. Isabel nos atendió de maravilla y cada comida fue un festín. el desayuno casero con productos frescos y la cena exquisita hicieron que nos sintiéramos como en casa. El alojamiento es acogedor y la limpieza impecable. El único detalle que podría mejorar sería añadir opciones de entretenimiento en la habitación.

El trato de Isabel es genial, pero la habitación era un poco más pequeña de lo esperado.

Como chef, puedo decir que la cena fue una experiencia excepcional. Optamos por el rabo de ternera y los quesos locales, algo realmente delicioso. Isabel, además de ser una gran anfitriona, nos ofreció una cena sorprendente. Lo único que podría mejorar es el colchón, algo mejorable.